CIS COMUNICA.- 30/09/25.- Corría el mes de febrero de 2025 y la empresa Casino Club en Misiones -contra toda normativa sanitaria- habilitó salas de fumadores en ambientes cerrados que la gestión gremial de los delegados Héctor Olivera, Gisela Galarza y Sergio Benítez ante las autoridades locales obligó a la casa de juegos a dejar sin efecto la medida, allí se volvió un objetivo extirpar al cuerpo de delegados de todas las salas de Posadas y Garupá.

Allí entró en juego al juego el abogado Juan Matías Lupiano, sobrino de uno de los dueños y apoderado de la firma, que vio en las licencias laborales que gozaban algunos trabajadores con problemas de salud con certificados médicos que tenían el sello de un mismo profesional como la prueba a plantar y las envolvió de un manto de sospechas que -pese a toda la «ayuda» judicial- aún no ha podido probar solo expuso su mala fe y temeridad.

En ese plan el 27 de marzo Lupiano concurrió al consultorio del Médico Psiquiatra Manuel Gómez que entre abril del 2024 y marzo de 2025 había expedido -siempre en la versión del apoderado- 17 de los 25 certificados médicos ordenando reposo laboral remunerado.

La falsa consulta quedó registrada en una filmación del celular del apoderado que durante más de media hora interpretó el personaje de un trabajador con años en la empresa Casino Club harto del maltrato de los jefes (como él) y que efectivamente ocurren.

Mintió que había llegado recomendado por dos trabajadores -(Julio) “Lagardo” y (Sergio) “Benítez”- personas con las que nunca tuvo contacto de todas formas los agregó en su falsa denuncia y estuvieron a horas de ser allanados y detenidos junto a otras personas que Lupiano mencionaría en su cuarta declaración el 15 de septiembre ya con Héctor Olivera preso siempre partiendo de la prueba de los rumores anónimos.

Fingió estar enfermo, le manifestó los principales síntomas que padecen los trabajadores en las actividades de juegos expuestos a condiciones de trabajo insalubres por el ruido, la nocturnidad, los cambios de turnos, los trastornos de sueño y la exposición al trato y maltrato de un público con altos niveles de ludopatía

Solo unos pocos minutos de esa cámara oculta llegó a los medios provinciales y nacionales. Lupiano vivió sus 15 minutos de fama.

Lo ayudó el inexplicable comportamiento de Gómez durante el acting palermitano superó el tono burlesco con el que el abogado trató problemáticas de salud graves que su gestión no aborda -el médico ni se percató que su “paciente” con años de trabajo en Misiones hablaba como un yuppie porteño- eso le sirvió en bandeja todos los elementos para el show mediático con el que Lupiano salió a instalar otras mentiras contra personas que trabajan o trabajaron para Casino Club entre ellos a Olivera que lo mantiene privado de la libertad violando toda sus garantías constitucionales pese a su -como mínimo- presunción de inocencia.

El 4 de abril Lupiano concurrió a la Fiscalía N.º. 7 de Posadas donde radicó una primer denuncian de 6 carillas contra al médico donde afirmó que tras una investigación interna descubrió que el nexo entre el médico y los trabajadores eran los delegados gremiales aunque Lupiano no había llegado a la consulta recomendado por ellos, lo que deja claro que llegar a los “certificados truchos” de Gómez no requería de nexos como denunció Lupiano. Llamativamente Gómez llevaba años atendiendo trabajadores de Casino Club sin que la empresa pusiera objeciones a su criterio profesional.

La misma denuncia del 4 de abril fue reiterada el 3 de junio en la Comisaría 1ª de Posadas fue remitida el 28 de agosto por el comisario Juan Carlos Acosta al Juzgado N.º 2 bajo las órdenes del juez Juan Manuel Montes que la primer semana de septiembre mandó a allanar el consultorio del psiquiatra Manuel Gómez, tras secuestrarle sus sellos, recetarios y algo de dinero lo detuvieron. Unos días después fue liberado bajo el régimen de detención domiciliaria por temas de salud y edad y sus elementos secuestrados devueltos.


Un dato no menor fue que horas antes de los allanamientos y detenciones de Olivera y Gómez la Cámara de Apelaciones había resuelto que el Juzgado N.º. 2 debía apartarse para que sea el Juzgado N.º. 7 el que continuara la causa contra el médico. Eso fue a raíz de las denuncia presentada por el abogado Lupiano en abril ante fiscalía 7 y pretendió ocultar para que sea la segunda denuncia presentada en junio siguiera en el juzgado 2 donde permanece sin movimientos desde que la defensa de Olivera ventiló este dato y pidió el jury de enjuiciamiento contra el juez Juan Manuel Montes.

En sus primeras apariciones mediáticas apenas insinuaba un cierto vínculo entre trabajadores y el psiquiatra en su imaginaria asociación ilícita dedicada a vender certificados médicos a trabajadores que no padecían ninguna enfermedad siendo que Gómez expide certificados médicos a trabajadores de Casino Club desde antes que Olivera, Galarza y Benítez sean delegados, de hecho ejerce su profesión de manera ininterrumpida desde 1982, y todos los certificados llevan su sello y firma con matricula habilitada lo que hace imposible que a sus certificados sean «truchos». El hecho que Casino Club cuestione la veracidad de los tratamientos médicos -ni siquiera la desfachatez de Gómez en la cámara oculta- es un campo que ni Lupiano ni el juez Montes están en condiciones académicas de discutir con el psiquiatra Gómez, dado que corresponde al universo de las juntas médicas.


Luego en sede policial y en la ampliación ante el juez Lupiano agregó que en conversaciones privadas algunos trabajadores le confesaron haber sido derivados por “los delegados” al psiquiatra quien a cambio de 40 mil pesos les extendía una licencia laboral que les permitía cobrar sin trabajar -y aunque no hay constancia de movimientos de dinero, transacciones bancarias entre el psiquiatra y los delegados- Lupiano concluyó que los delegados percibían una comisión por derivar clientes sanos al médico para consumar de esta forma una estafa a Casino Club. Señaló al delegado Héctor Olivera como el sindicado por los trabajadores, luego de la nada agregaría 8 nombres más entre los que estaban 2 delegados más.

Héctor Olivera al momento de su declaración en el juzgado Nº 2 de Misiones.

Contrarreloj el 12 de septiembre Lupiano fue citado vía zoom a ratificar su denuncia del 3 de junio donde ratifico lo dicho y agrego: “Quiero decir que tras algunas investigaciones que estuvimos haciendo, charlas con los empleados, llegamos a confirmar la relación que tiene el Dr. Gómez con el empleado de maquina de nombre Hector Gabriel Olivera que es a su vez delegado gremial de ALEARA, en virtud de ciertos testimonios y relatos de otros empleados nos han podido confirmar que entre este empleado y el Dr. Gómez existía algún tipo de relación comercial o de amistad que generaba que el doctor en cuestión expidiera facilitara certificados apócrifos hacia los otros empleados de la sala, este contacto entre el delegado y el doctor era a través de su dispositivo celular o personalmente.”

Este párrafo es todo lo que hay contra Olivera y fue suficiente para que el juez Juan Manuel Montes ese mismo día de la declaración de Lupiano desatara el calvario para la familia del delegado Héctor Olivera que continua detenido sin mayores pruebas en su contra que el rumor de unos trabajadores cuya identidad se desconoce, sin una sola prueba que vincule al médico con los delegados en los delitos que denunció Casino Club.

La sola mención que hace Lupiano sobre los supuestos dichos de trabajadores “arrepentidos” que vinculan a los delegados con el psiquiatra -a cuyo consultorio Lupiano llegó por otras referencias- fue un elemento suficiente para que el juez Montes ordenara el allanamiento del domicilio del delegado Hector Olivera, donde su familia fue víctima de una violencia inusitada y violando todas las garantías del allanado pusieron la casa pata para arriba y solo se llevaron el celular que voluntariamente entregó Olivera antes de ser esposado y cargado a uno de los numerosos móviles policiales que concurrieron al operativo la mañana del viernes 12 de septiembre de 2025 en una de las viviendas de Villa Cabello en la capital misionera.

Raid mediático de Matías Lupiano antes de pasar a la clandestinidad.

Juan Matías Lupiano además de apoderado, es sobrino de Horacio Eduardo Bilbao, accionista minoritario del grupo que controla Casino Club, hijo de un alto ejecutivo en las empresas de Cristobal López en el negocio petrolero y el Grupo Indalo. El 11 de septiembre el Juzgado resolvió adelantar la declaración de Lupiano donde debía ratificar su segunda denuncia en la Comisaría 1ª para el día siguiente, ese noche su tío Eduardo Bilbao se reunió con Julio Uliassi el representante local del sindicato ALEARA en la Sala Central de Casino Club donde brindaron con Whisky, los «chin chin» se repitieron al punto que el «Tío Rico» terminó exaltado en la vereda festejando algo que iba a ocurrir referido a “los hijos de p… de los delegados”. Al día siguiente ocurrió el allanamiento y posterior detención del delegado Héctor Olivera.

La naturalidad con que la empresa Casino Club -a través de sus directivos- ejecutó decisiones que tiene como daño irreparable la privación de la libertad de un trabajador, es la radiografía de cómo el poder económico procede como si tuviera la confirmación anticipada de que la justicia dilatará tiempos y adaptará procedimientos indistintamente se ajusten a derecho o no los actos necesarios a cometer.

La muestra está en el caso Olivera. Víctima de una injusticia que se difundió como el desbaratamiento de una red de estafadores y resultó ser una burda operación antisindical de la empresa Casino Club contra 3 delegados gremiales, que a su vez expone el submundo de la complicidad empresarial/sindical en perjuicio de los trabajadores sobre todos los que defienden derechos, los propios y los de otros.

Otro dato llamativo es que la narrativa antisindical Lupiano siempre se refiere a “los delegados” como parte de la “matufia” junto al psiquiatra y los abogados pero nunca menciona al cuarto delegado Nicolás Galeassi ni figura en sus denuncias.

No hay crimen perfecto. Una de las reuniones de “ablande” entre Lupiano y los trabajadores también fue grabada en un celular y el material se mantuvo inédito hasta que la persona que registró el encuentro con indignación vio en televisión la detención de Olivera basada en testimonios anónimos de trabajadores en el mismo sentido con el que Lupiano en compañía del Gerente General de Casino Club Misiones pretendían guionarlo, coucheándolo para que incriminen a los delegados en los delitos en una audiencia “intima” con el juez, allí se mencionaron supuestos delitos que debían endilgarles a los delegados que son los mismos que forman parte de la ficción presentada por Lupiano en sus divagues por los juzgados misioneros y que priva de su libertad a Olivera.


“Vamos a crear lo que en la justicia penal se llama la figura de colaborador anónimo, vos de alguna u otra manera declararas ante un juez, como se hace en las películas…y básicamente vas a poder manifestar con tus palabras esta situación .-Che, yo no tenia nada que ver… a mí de alguna u otra manera me sugerían…Che, a mí vino una empleada que me sugirió. En virtud de eso nosotros te vamos a hacer un reconocimiento y te vas y salís de acá de la película, eso no sale nunca a la luz como tampoco tiene que salir de esta charla…” … “Ahora, en el interín, nosotros con nuestro abogado penalista vamos a pedir una audiencia intima. INTIMA significa juez y vos nada más en donde se te va a tomar la declaración anónima…donde básicamente te van a decir ‘Che como actuaba’… ‘Cuando termina eso se firma el acuerdo 241 (LCT 20.744) yo te voy a dar un reconocimiento y te vas…lo único que te pido por EXTREMA RESERVA”. le aseguraba Lupiano en la grabación ya en poder de la fiscalía 7 de Posadas en la denuncia penal presentada por los delegados Gisela Galarza y Sergio Benítez contra Juan Matías Lupiano por sobornos a falsos testigos.

Audio de la reunión entre el apoderado de Casino Club Matias Lupiano y una persona trabajadora cuando intentaba comprar su falso testimonio para incriminar a los delegados en una asociación ilícita con el médico psiquiatra Manuel Gómez.


En uno de los diálogos grabados, Lupiano afirma que su objetivo no era el trabajador, eso explica que no hayan encontrado rastros de los frutos de la actividad ilícita denunciada por Lupiano, que al hacerse público los audios con su intento de extorsión que Casino Club atribuyó a la inteligencia artificial. “Yo te voy a llamar en un mes cuando te diga ‘Che, necesito que el próximo jueves estés en Posadas, charlemos esto, instrumentemos esto y va a ser la ultima vez que te vea”. Lupiano que había tenido un raid mediático desde el inicio de la causa, se evaporó.

Por Sindicato Joven CIS CTA

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