Poco o nada queda de “El Grito de Burzaco” en el comportamiento de las actuales conducciones nacionales de las dos vertientes de la Central de Trabajadores de la Argentina, la CTA Autónoma (CTAA) y la CTA de Los Trabajadores (CTAT).
Una directamente lo eliminó de su estatuto por considerar que la Autonomía es un concepto «perimido» lo mismo que decir anticuado, la otra la usa de apodo y anda con el codo manchado de tinta por los intentos de borrar algunos párrafos incómodos de ese texto fundacional del 17 de diciembre de 1991.
Esta dirigencia ya no conduce, administra verticalmente. Déspotas con los propios, obsecuentes con el poder externo y alienados con la rancia CGT. Una indisimulada condescendencia que pagaría de su bolsillo por una prenda finamente bordada con el logo de esa confederación para lucirla orgullosamente en el salón Felipe Vallese y parafrasear a Germán Abdala o Isauro Arancibia con la cabeza lavada y descalzos de sus convicciones.
Son los hacedores de una crisis de desidentidad colectiva de la CTA que decantó en su división en 2010 con acusaciones mutuas por el error o acierto del seguidismo ciego con la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Esa crisis continúa su proceso de degradación y en 2024 encuentra a los mismos tipos que la dividieron decretando la unidad por zoom para someterla sin fisuras al peronismo, a Cristina o al impresentable que su dedo señale esta vez.
En este contexto sale a la superficie el hartazgo de la conducción de la CTA Autónoma de Córdoba por el ninguneo que suele dispensarle desde Buenos Aires la dirigencia nacional. Una queja que transita muchas delegaciones del interior desde hace un tiempo pero todavía no ha desbordado las tranqueras de los grupos de WhatsApp.
En cada conducción nacional de ambas CTA’s siete de cada diez sillas son porteño-bonaerense y las tres restantes se conceden como ofrenda a la diversidad y el federalismo aunque la autocracia y el centralismo se imponen “democráticamente” sin mayor dificultad a fuerza de orgánica inquisidora y asfixia económica.
Así las cosas y ante la enésima intromisión de la dirigencia porteña en los asuntos mediterráneos en la calle Entre Ríos al 400 dijeron “Basta de Intromisión en la CTAA Córdoba”, y expresaron “su repudio y preocupación ante las actitudes que se han venido sucediendo durante más de un año, relacionadas con la intromisión y alternativización política de la Secretaria Adjunta de la Central a nivel nacional, María Ana Mandakovich quien también es titular del Cispren (sindicato de prensa) en Córdoba.”
El comunicado se hizo público en el mismo día que Mandakovich con la CGT local y la CTA de los trabajadores agasajaron en la capital cordobesa al ministro de trabajo de la provincia de Buenos Aires Walter Correa, un burócrata sindical que responde a los intereses de la familia Galperín en el sector de las curtiembres.
Mostrar este tipo de «unidad» no es ni más ni menos que buscar llamar la atención del peronismo y del kirchnerismo para cuando se armen las listas de 2025. Ya se hizo y no les funcionó.
María Ana Mandakovich, pese a que es oriunda de Córdoba no responde a la agenda de la CTA cordobesa y según dicen allí “articula acciones de manera unipersonal, aislada y colaborativa con la CGT y la CTA-T de la provincia, sin consultar a quienes conformamos la dirigencia y conducción real de la CTA Autónoma en Córdoba.” que hasta 2026 la encabezan Federico Giuliani de ATE, Silvia Alcoba de FeNAT y Walter Camino del CIS.
¿En calidad de qué organiza Mandakovich actividades con el sello de nuestra Central?. ¿Con quién discute sobre estas decisiones?. ¿Quién le otorga el derecho de definir unilateralmente la política de la CTA cordobesa?.» Se preguntan.
Y acusan sin medias tintas que “Lo único evidente es que estas acciones -de Mandakovich- buscan deslegitimar y menospreciar a la conducción de la CTAA Córdoba, que se encuentra imputada por la justicia cordobesa por luchar, que desafia el protocolo AntiPiquete de Bullrich, que esta en las calles y en los territorios, debatiendo y organizando con la compañerada. Mientras tanto, otr@s optan por alternativas individualistas que favorecen las políticas antisindicales impulsadas por Milei y Llayllora, lo que retrasa claramente el proceso necesario de unidad ante el ajuste, debido a prácticas egoístas y personalistas que solo benefician a los poderosos.”
Los comportamientos que se le endilgan a Mandakovich –que afectan la integridad de la autonomía de la CTAA de Córdoba– son los tipificados en el Artículo 8, Inc. B y E del Estatuto de la CTAA, que dada su posición de poder -en el caso de persistir- es el Consejo Federal de CTA quien debe designar una comisión ad-hoc, para que efectúe una información sumaria y presentarla ante el Congreso Nacional, para que se adopte alguna decisión frente a los cuestionamientos garantizando el derecho de defensa, de voz y voto.
“Desde la CTAA Córdoba hacemos un llamado urgente a la conducción nacional que preside Hugo «Cachorro» Godoy para que respete nuestra autonomía y no intervenga en la vida política y sindical de nuestra provincia. Libertad y democracia sindical no son solo consignas; son principios fundamentales que defendemos.” concluye el comunicado.